Por Michel Ghazal

Ya se trate de la CGT, Sud o Unsa en la SNCF o de los 3 sindicatos representativos en la RATP (UNSA, CGT y CGC), todos se alzan en armas para que el gobierno dé marcha atrás en su plan de reforma de las pensiones. Aunque todos están de acuerdo en el diagnóstico (que ya es muy antiguo) y en la urgencia de las medidas que hay que tomar, todos se movilizan para que nada cambie, al menos en lo que a ellos concierne.

Seamos realistas, el gobierno está sujeto a una doble restricción Se le ha emplazado a salvar el sistema de pensiones y hacerlo más justo (fue uno de los compromisos adquiridos durante la campaña presidencial) y, al mismo tiempo, nada debe cambiar.

Para resolver esta intratable ecuación, parece estar surgiendo un planteamiento: introducir el " abuelo ". (Nunca había oído este término, ¿y tú?).

.

¿De qué estamos hablando?

Para desactivar el conflicto que promete horas de oscuridad para los clientes del transporte público, y evitar así que el país vuelva a paralizarse como ocurrió con la crisis de los "chalecos amarillos", el Gobierno estaría tentado de aplicar el nuevo sistema sólo a los nuevos operadores. En otras palabras, dejar que los antiguos se beneficien del sistema actual (aunque ello suponga seguir aumentando el déficit) y esperar hasta 2040 para empezar a recoger los efectos de la reforma prevista. 

¿No es ésta una de las 10 estrategias para manipular a las masas a través de los medios de comunicación descritas por el lingüista Noam Chomsky? la estrategia de aplazamiento ?

La estrategia en cifras

La cláusula "abuelo" consiste en conseguir que el objetivo acepte una decisión impopular que se presenta como dolorosa pero necesaria (aquí el personal de la SNCF y la RATP) en el presente para su aplicación en el futuro"..

Como el esfuerzo no se hace inmediatamente y el sacrificio lo harán en el futuro otros y no uno mismo, resulta más fácil de aceptar. Esto da tiempo a los empleados de estas empresas para acostumbrarse al cambio previsto y aceptarlo cuando llegue el momento. Pero, ¿qué ocurre con los intereses del resto de los ciudadanos, que financian con sus impuestos los déficits de estos regímenes?

¿Cuál es la diferencia entre la creatividad en la negociación y el desbloqueo?

Una vez más, admito que esto es un quebradero de cabeza para el Gobierno. Pero les recuerdo que en las negociaciones ayudamos a nuestros clientes a salir del punto muerto animándoles a inventar nuevas opciones que superen el marco. Una forma de hacerlo, por ejemplo, es limitar el alcance de una medida determinada o dosificar su impacto en función de la categoría de que se trate. 

Uno de mis clientes quería introducir la retribución por méritos en su sistema salarial, basado únicamente en la antigüedad. Ante la negativa de los sindicatos, se entablaron negociaciones que pusieron de manifiesto los verdaderos intereses de ambas partes. La dirección quería una remuneración atractiva para retener a sus directivos. Para los sindicatos, que no veían con qué criterios objetivos se les podía evaluar, la preocupación era evitar que los empleados tuvieran que "besar el culo" para ser recompensados. Se llegó a un acuerdo por el que se aceptaba que el porcentaje de remuneración por méritos en relación con la antigüedad sería de 80% para los directivos, 50% para los supervisores y sólo 20% para los empleados. Además, el nuevo sistema se sometió a un periodo de prueba de 6 meses antes de su aplicación definitiva. Como vemos, el aplazamiento permitió desbloquear la situación, pero es mutuamente aceptable y no va en detrimento de los intereses de ninguna de las partes implicadas.

En conclusión: Manipulación o dimisión

Que la cláusula "abuelo" para desactivar la crisis sea la manipulación, el discernimiento o la simple resignación, realmente no importa. En cambio, ojalá que en esta reforma inevitable prevalezcan los intereses colectivos sobre los individuales.