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Desde hace semanas, la cuestión de la ampliación del plazo para el Brexit está sobre la mesa. Tras un primer aplazamiento aceptado hasta el 12 de abril, pero que no permitió al Reino Unido llegar a un acuerdo interno, Theresa May se ha mostrado activa para obtener un nuevo plazo. Emmanuel Macron defendió una posición de gran firmeza. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, apoyado por Angela Merkel, se mostró favorable a una prórroga hasta 2020.
La Unión Europea ha propuesto hoy a Theresa May una nueva fecha límite: el 31 de octubre de 2019, es decir, 6 meses más. Este aplazamiento se justifica por la apertura de debates "serios y constructivos" entre su Gobierno y la oposición. Por otra parte, esta fecha permite preservar la unidad de los 27, ya que corresponde a la instalación de una nueva comisión.
¿Tenía razón la UE?
Desde hace semanas, la cuestión de la ampliación del plazo para el Brexit está sobre la mesa. Tras un primer aplazamiento aceptado hasta el 12 de abril, pero que no permitió al Reino Unido llegar a un acuerdo interno, Theresa May se ha mostrado activa para obtener un nuevo plazo. Emmanuel Macron defendió una posición de gran firmeza. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, apoyado por Angela Merkel, se mostró favorable a una prórroga hasta 2020.
La Unión Europea ha propuesto hoy a Theresa May una nueva fecha límite: el 31 de octubre de 2019, es decir, 6 meses más. Este aplazamiento se justifica por la apertura de debates "serios y constructivos" entre su Gobierno y la oposición. Por otra parte, esta fecha permite preservar la unidad de los 27, ya que corresponde a la instalación de una nueva comisión.
Origen del estancamiento
El impasse se debe a la solución ideada para evitar el restablecimiento de una frontera física entre la República de Irlanda (miembro de la UE) e Irlanda del Norte, que ya no existirá con el Brexit. El " tope trasero "o " red de seguridad". permite mantener la libre circulación de mercancías permitida por la UE, pero bloquearía la firma de tratados de libre comercio entre el Reino Unido y países no pertenecientes a la UE. Sin frontera por un lado, pero sin acceso privilegiado a través de Irlanda del Norte al mercado de la UE. Este problema era el último obstáculo para el acuerdo y los equipos negociadores tuvieron que trabajar muy duro para dar con esta solución creativa que satisficiera los intereses de ambas partes.
Desgraciadamente, los representantes electos británicos rechazan esta solución, alegando, entre otras cosas, la injerencia europea en la política nacional y el hecho de que constituye de hecho la permanencia en la UE.
¿Cómo facilitar el trabajo a Theresa May?
Para ayudar a Theresa May en la medida de lo posible, primero deberíamos ponernos en su lugar y examinar las críticas más duras a las que se enfrenta en relación con el memorándum de entendimiento que la UE quiere que firme. Después, habría que imaginar por ella sus argumentos de defensa. Esto permitirá apreciar mejor los límites dentro de los cuales se ve obligada a negociar internamente.
A partir de ahí, y de forma paralela, los equipos negociadores de ambas partes deberían ponerse de nuevo manos a la obra. Su tarea: llegar a acuerdos que convengan a ambas partes. ¿Qué reduciría el coste de aceptar la solución? ¿Qué la haría más atractiva? ¿Cómo harían más aceptables las consecuencias de una decisión positiva? Tenemos que cambiar la percepción de la elección que los representantes electos británicos se ven obligados a hacer para conseguir que decidan en la dirección que queremos. Así es como la UE puede ayudar a TM a poner de acuerdo a los representantes electos del Reino Unido y salir del punto muerto. Al reconocer los intereses compartidos, aumenta la motivación para conciliar los intereses divergentes.
En conclusión: evita humillar al otro
El Reino Unido está en una posición débil porque el "Brexit duro", su alternativa a un acuerdo negociado (su MESORE), sería un desastre. Castigarles sería contraproducente porque, en cualquier caso, seguirán siendo socios y esa futura relación está por definir. En las negociaciones, es importante evitar que la otra parte se sienta humillada o puesta de rodillas. Por lo tanto, es prudente recordar este viejo dicho francés que cito regularmente: " Nunca se debe acorralar a un gato sin dejarle una gatera. De lo contrario, se dará la vuelta y te saltará a la cara." .
Mientras sea necesario adherirse a la solución propuesta por la UE, hay que ofrecer a la otra parte una opción lo menos dolorosa posible. No, no es su problema porque es un problema común y debe resolverse conjuntamente. Para tener éxito, la satisfacción debe ser compartida. Esperemos que este aplazamiento ayude a encontrar el acuerdo adecuado.
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el Centro Europeo de Negociación, citado en Le Point.
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